4. Orientación académica y para la vida
El tutor, en coordinación con el orientador educativo, tendrá la responsabilidad
de brindar sugerencias a los alumnos sobre diferentes caminos académicos
y profesionales, de modo que tengan elementos para comenzar la definición
de su proyecto de vida. Si bien la coordinación entre estos dos actores es ne-
cesaria, por el momento se abordará la función que en este terreno compete
al tutor.
A través del contacto con su grupo y de la información que ha recibido de
otros docentes, el tutor puede contribuir al proceso de autoconocimiento
de los alumnos en lo que respecta a sus potencialidades, aspiraciones y necesidades
de formación en el terreno académico.
El tutor propiciará en los
alumnos la reflexión sobre los aspectos del trabajo escolar que les parecen
más interesantes, aquellos que les resultan difíciles y, sin embargo, atractivos,
así como los que les demandan mayores niveles de esfuerzo. De esta manera
los alumnos podrán conformar una idea más clara de sus disposiciones,
aptitudes y preferencias hacia diversas áreas de estudio y realizar balances
periódicos sobre los cambios que experimentan.
Una tarea importante, a partir de los resultados de tal balance, es el bosquejo
de escenarios profesionales y académicos y su confrontación con las
expectativas y metas que los alumnos pueden plantarse para su futuro inmediato.
Con base en estos escenarios posibles, los alumnos requerirán precisar
algunas de las acciones que les permitan arribar a ellos, es decir, los caminos
o itinerarios a seguir para alcanzar las metas planteadas.
De este modo, la definición del proyecto de vida podrá ser visualizada por
los alumnos como un conjunto de decisiones que ellos mismos toman sobre
su futuro académico, profesional y personal, a partir de las acciones que realizan
día a día y de la evaluación periódica que hacen de tales decisiones.
Para favorecer la ubicación de escenarios y acciones futuras, el tutor podrá
impulsar acciones dirigidas a los adolescentes como las siguientes:
1.- Identificar las necesidades, potencialidades y aspiraciones personales.
2.- Reflexionar sobre diversos aspectos del trabajo escolar que favorecen
determinadas capacidades.
3.- Explorar opciones de escenarios profesionales, laborales y académicos
que ofrece el entorno.
4.- Solicitar información a las instituciones que ofrecen la continuación
de sus estudios.
5.- Ponderar la viabilidad de los escenarios académicos que se proponen
alcanzar.
6.- Conformar un directorio sobre las instituciones que ofrecen servicio
educativo a los adolescentes.
7.- Hacer un balance sobre los logros alcanzados y precisar nuevas
acciones.
El tutor, en coordinación con el orientador educativo, tendrá la responsabilidad
de brindar sugerencias a los alumnos sobre diferentes caminos académicos
y profesionales, de modo que tengan elementos para comenzar la definición
de su proyecto de vida. Si bien la coordinación entre estos dos actores es ne-
cesaria, por el momento se abordará la función que en este terreno compete
al tutor.
A través del contacto con su grupo y de la información que ha recibido de
otros docentes, el tutor puede contribuir al proceso de autoconocimiento
de los alumnos en lo que respecta a sus potencialidades, aspiraciones y necesidades
de formación en el terreno académico.
El tutor propiciará en los
alumnos la reflexión sobre los aspectos del trabajo escolar que les parecen
más interesantes, aquellos que les resultan difíciles y, sin embargo, atractivos,
así como los que les demandan mayores niveles de esfuerzo. De esta manera
los alumnos podrán conformar una idea más clara de sus disposiciones,
aptitudes y preferencias hacia diversas áreas de estudio y realizar balances
periódicos sobre los cambios que experimentan.
Una tarea importante, a partir de los resultados de tal balance, es el bosquejo
de escenarios profesionales y académicos y su confrontación con las
expectativas y metas que los alumnos pueden plantarse para su futuro inmediato.
Con base en estos escenarios posibles, los alumnos requerirán precisar
algunas de las acciones que les permitan arribar a ellos, es decir, los caminos
o itinerarios a seguir para alcanzar las metas planteadas.
De este modo, la definición del proyecto de vida podrá ser visualizada por
los alumnos como un conjunto de decisiones que ellos mismos toman sobre
su futuro académico, profesional y personal, a partir de las acciones que realizan
día a día y de la evaluación periódica que hacen de tales decisiones.
Para favorecer la ubicación de escenarios y acciones futuras, el tutor podrá
impulsar acciones dirigidas a los adolescentes como las siguientes:
1.- Identificar las necesidades, potencialidades y aspiraciones personales.
2.- Reflexionar sobre diversos aspectos del trabajo escolar que favorecen
determinadas capacidades.
3.- Explorar opciones de escenarios profesionales, laborales y académicos
que ofrece el entorno.
4.- Solicitar información a las instituciones que ofrecen la continuación
de sus estudios.
5.- Ponderar la viabilidad de los escenarios académicos que se proponen
alcanzar.
6.- Conformar un directorio sobre las instituciones que ofrecen servicio
educativo a los adolescentes.
7.- Hacer un balance sobre los logros alcanzados y precisar nuevas
acciones.